En mi último sueño mi Yo Diabólico o Sombra se vengaba de un grupo de mineros altos, rubios y guapos que me habían gastado una broma tonta: hacerme creer que la oscura galería en la que nos hallábamos iba a saltar por los aires con una carga de dinamita. Mi Yo Diabólico o Sombra (que era exactamente igual que yo, pero con muy mala leche y poco sentido del humor) me obliga a contemplar cómo manipula la bomba para hacerla funcionar de verdad. Yo tiemblo de horror, en plan, "¿pero qué haces, qué vas a hacer?" pero me veo incapaz de detenerla. Me saca de la montaña y con una voz de trueno les dice a los mineros altos, rubios y guapos, atrapados en las profundidades, algo así como: "preparaos para morir" y acto seguido la montaña se hace pedazos con gran estruendo. Y con ellos dentro.
Yo miro a mi Yo Diabólico sin poder creerlo, incapaz de entender cómo podía ser tan inflexible, tan dura, tan terriblemente cruel.
Si los sueños son una ventana al alma, yo empiezo a tener un problema, ¿no?
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