martes, 30 de septiembre de 2014

¿Qué intentas decirme, Inconsciente?

Por el camino Jesse y yo no nos miramos, caminamos en silencio, mirando hacia delante, pero muy cerca el uno del otro. Nuestras manos se rozan sin querer, pero luego se buscan como si el encuentro fuera inevitable. Tímidamente se agarran, y es una sensación rara porque no nos miramos, pero experimentamos el deseo y los nervios de dos enamorados que están declarándose silenciosamente. Al final, nuestras manos se aprietan y se aferran la una a la otra. Permanecemos así un buen rato,  disfrutando de la sensación de atravesar el mundo cogidos de la mano. Sin decir nada. De nada. Sin mirarnos. Aunque seamos tan diferentes y encajemos tan poco. 
Ambos nos miramos al fin y yo bromeo con nuestra pasión edulcorada de postal: “¿Qué tontos, no?” Jesse se echa a reír enseñándome todos sus dientes blancos y perfectos, y me dice, “siií”, como si yo acabara de decir justo lo que él estaba pensando.

(Quién: Jesse Pinkman. ¿Cuándo? esta noche. ¿Dónde? en mi sueño. ¿Por qué? ni idea, ¿Jesse? ¿JESSE? O sea, es tan noblote... pero... ).  

El inconsciente y sus respuestas a preguntas no formuladas (conscientemente).


lunes, 8 de septiembre de 2014

Burbujas y atmósferas

Es increíble la de gente a tu alrededor a la que puedes sorprender, repentinamente, llorando. Últimamente me pasa a menudo, y es raro... Raro sentir cómo se hace añicos esa burbuja de cristal en la que nos solemos aislar. Mostrarnos ante los demás -forzados por ese martillo imaginario que nos ha roto- tan profundamente humanos. Y no sé por qué siento cierto alivio (luego de todo el mal rollo por mi torpeza congénita en manejar la situación). Será que esa breve y fugaz desnudez emocional me demuestra que hay oxígeno en la atmósfera (todavía) Que estamos vivos (aún). Que todavía podemos llorar y sentir... (no sé hasta cuando), aunque la vida a veces sea una zorra. Aunque a veces quien llora no sea el espíritu santo y tenga mucho que aprender y mejorar (y sabes que probablemente no lo hará nunca porque no le da la gana). Aunque quien escucha sea un poco lerda para hacerle entender que lo importante es... ¡que estamos vivos y somos humanos! (yo también tengo mucho que aprender y mejorar).
Todo esto suena cursi, pero es verdad. Ver documental Home para entenderlo un poco mejor. 
Todo está conectado. Todo se acelera. Todo se va a ir a la mierda a no ser que se rompan más burbujas y se invoque a lo verdaderamente humano. Tenemos 10 años antes del inicio de la autodestrucción. Sé que perderemos la apuesta, pero quiero creer... quiero creer de verdad.