domingo, 31 de agosto de 2014

Sin misión ni libro de pistas

Domingo 31 de agosto. Es un buen día para la reflexión porque A) es domingo, y B) es 31 de agosto. Final de la semana, final del verano. Cerramos una puerta, abrimos una ventana, encendemos a media luz y esperamos. ¿A qué? a que salga el sol por Antequera. 
Podría estar esperando toda la vida. ¿Y qué hacer ahora? con tu vida, me refiero. ¿Qué haremos, tesoro? seguiremos esperando en la madriguera oscura y helada a que se cuele un maldito hobbit ladrón que nos obligue a cumplir nuestra misión en el mundo. ¿Pero y si naciste sin misión en el mundo? ¿y si en verdad todos se olvidaron de ti, hasta el gran creador de historias, el que establece las misiones y te coloca un resumen orientativo en el casillero para que lo recojas por la mañana temprano y te pongas manos a la obra? "si señor, señor" murmuran todos los soldados y se van marchando uno a uno al frente, mientras tú sigues mirando, rezongando en tu cubil, burlándote de ellos, luego frunciendo el ceño cual criatura dolida porque se quedó sin papel en la gran obra de teatro del Universo...
¿Y qué haremos ahora? escuchar cómo cantan los pájaros, sentir que los días se acortan y se fulmina el verano. 
No podemos hacer otra cosa que imponernos nuestra propia misión, auto-obedecernos, "sí señora, señora" escoger un jamelgo y una armadura oxidada y salir ahí fuera, aunque nos perdamos sin mapa ni libro de pistas. 

Yo de pequeña tenía un libro de pistas de Monkey Island I editado por Lucas Art. Estaba escrito a modo de relato, como si fueran los diarios perdidos del mismísimo Guybrush Threepwood... Cómo me gustaba leerlo y recrearme jugando la vida de otros... sobre todo juegos de aventuras, siempre aventuras, supongo que para compensar. 

¡Mira detrás de ti, un mono de tres cabezas! qué frase mítica. 

Brrrrr, odiando los domingos forever.