lunes, 6 de enero de 2014

De la huerta al plato

En 2014 prometo escribir más. La estadística me dice que no lo haré, pero ¿qué sería de mi blog si no hablara de promesas incumplidas o sueños inconclusos? nada. Este lugar es una Oda a mis Whishlist existenciales. No lloraré. Me lo tomo con humor. En el fondo soy bastante humorística. 
Hace poco alguien del trabajo me preguntó si podía decirme algo personal. "Claro" le dije yo. "Es que tú siempre estás feliz, siempre sonríes" me dice. Yo respondí con una carcajada, una carcajada humorística. Lo cierto es que tiene razón, siempre estoy sonriendo, y no podría contar la de veces que repito al día "no te preocupes". No intento hacer una campaña de publicidad para venderme como buena persona, en verdad mi generosidad oculta un fondo egoísta. Me gusta que la gente se sienta cómoda conmigo, si se sienten cómodos, yo me siento cómoda, y todos felices.
Luego llego a mi casa y me planteo lo irónico de la situación, que todo el mundo me vea feliz, contenta y amable, cuando en el fondo de tanta materia sonriente se esconde alguien que por las noches mira al techo preguntándose el sentido de la vida...
Somos humanos-alcachofas, rodeados de capas fibrosas y duras que hay que arrancar hasta llegar al tierno corazón. 
Adiós Brócolis, cebollas y ajetes, adiós patatas, judías y guisantes, adiós zanahorias y calabacines y... toda la flora comestible del planeta.

Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide: las espinas
hasta el hueso. Arráncame esta cara infame,
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre. 

Encargo, Julio Cortázar

Mi verdadero nombre... ¡Alcachofa!