domingo, 21 de febrero de 2010

La estela del tiempo

La foto no es más que un borrón oscuro. La primera impresión es la de una sombra que corre... Sólo cuando te fijas detenidamente en ella empiezas a identificar elementos en ella.
El cielo teñido de rosas y púrpuras al atardecer. La línea oscura de las montañas recortando el horizonte. La ciudad a sus pies.
De ahí puedes deducir que la sombra veloz que parece escabullirse no es más que un árbol al pie de la carretera.
La foto la hice hace más de un año. Iba en el coche con mi madre y mi hermana, por una carreterilla que atraviesa una zona indeterminada mitad campo y ciudad. Había hecho tanto frío que las montañas estaban nevadas. Dio la casualidad que llevaba mi vieja camarilla encima e intenté captar los picos glaseados de las montañas... no podía disparar el flash porque el plano estaba demasiado lejos, así que los resultados de aquellas fotos fueron bastante pobres. Desenfocadas, oscuras y desencuadradas.
Lo bueno de las fotos digitales es que pueden pasar el resto de su vida acumulando polvo en el disco duro del portátil sin molestar. No llegué a borrarlas. Me gustaba el tono del cielo (y me cuesta horrores borrar fotos, la verdad sea dicha). Nunca se sabe. Un día de pronto las ojeo y encuentro cosas en ellas que no había visto antes.
Y cada vez que miro estas fotos más pinceladas encuentro en ellas, como si escondieran algún mensaje. Esa melancolía del atardecer cuando el día declina y la intensidad de los colores se debilita. Cómo se funden unos colores en otros en un viaje progresivo hacia la negrura de la noche. Los faros encendidos de los coches, como los ojos nerviosos de los viajeros que se apresuran en la oscuridad, cuando el sol es desterrado del cielo. El asfalto oscuro y el perfil borroso de las cosas. La única luz, la única claridad, proviene de un cielo limpio y despejado que parece inmutable y sereno frente a la confusión e insignificancia de las cosas mundanas.

Cuanto más veo la primera foto, tan confusa y borrosa, más veo en ella (metafóricamente hablando), al señor Chronos corriendo, escabulléndose de miradas humanas, lejos de la ciudad. Diciendo "nunca me podrás atrapar" :)